En el mismo momento de empezar a escribir estas líneas pero siete días atrás, estaba en el coche volviendo de una de las experiencias lúdicas más intensas que he tenido hasta la fecha. No solamente por la distancia, que también influye (pero ya había ido a la feria de Córdoba que está un poco más lejos), sino porque esta Fira del Joc no se limita a un recinto con unos espacios determinados para la realización de los eventos lúdicos, sino que implica a todo el pueblo, a todo el pueblo de La Seu d’Urgell. Hay multitud de espacios para poder jugar desde las salas de un museo, hasta una iglesia desacralizada, pasando por diversas salas y claustros de hoteles, el conservatorio de música o una bodega; incluso juegos gigantes en la calle, juegos tradicionales y juegos de rol que se desarrollan recorriendo las calles y plazas del pueblo. Además de los concursos que monta la organización en los cuales las pistas para la solución final están en la decoración de los escaparates de las tiendas con dados y otros componentes de juegos de mesa. Hasta las cartas de los restaurantes estaban modificadas y ambientadas en el mundo de los juegos de mesa!
A todo esto hay que sumarle la maravillosa gente con la que me he reencontrado y otros a los que he tenido la suerte de poder conocer durante el fin de semana. En ese aspecto no puedo quejarme porque, salvo por las escasas ausencias que no habéis podido venir y sabéis que se os ha echado mucho de menos, ha sido una compañía inmejorable y el tiempo pasa volando a vuestro lado. Sé que hay a quienes no he podido ver, unos porque no llegamos a hablar lo suficiente antes de ese fin de semana como para buscarnos allí y otros porque me he enterado después de volver que habían estado allí y aunque no os lo creáis, había tanta gente como para que no nos hayamos encontrado en todo el fin de semana. Mil perdones, espero que no vuelva a pasar a la próxima.
Salí el viernes de Valencia, bastante más tarde de lo que me hubiera gustado, lo que hizo qué, sumado a la escala que hice en Mora d’Ebre para visitar en Casa la Carreres a Xavi y su tienda, llegara bien entrada la noche; aunque eso no impidió que nada más registrarme en el hotel me fuera a saludar a unos amigos y sus familias, además jugué las primeras partidas a unos partys que no había tenido ocasión de probar aún y que no tendría ningún problema en repetir de nuevo.
A la mañana siguiente tuve la primera de las partidas-eventos a los que me había inscrito, ya que las plazas eran muy limitadas para algunos de ellos. En este primer caso fue una partida Scarface 1920 dirigida por uno de sus autores, un juego que ya había podido probar cuando aún era un prototipo en tabletop simulator hace casi dos años. Cómo cambian las sensaciones de jugar en digital a jugar en físico! No llegan a ser dos juegos diferentes pero casi, les ha quedado un juego brutal con unas mecánicas muy bien hiladas y un arte espectacular tanto en las cartas como en las miniaturas, me llegó a casa justo después de volver del viaje así que cuando le de más partidas os hablaré de él que por ahora me está gustando mucho.
Esa misma tarde pude asistir a la experiencia en la que a muchos de los que fueron ese fin de semana a La Seu d’Urgell les hubiera gustado poder participar y no es otra que la partida a Ierusalem Anno Domini dirigida por su autora Carmen García Jiménez en el museo diocesano. Este juego ha generado un revuelo en el mundillo lúdico por su temática muy poco habitual (la última cena de Jesucristo con sus discípulos y seguidores), la cuestión es que es un muy buen juego con unas mecánicas pulidas y trabajadas con una muy curiosa de hacer favores en ciertos momentos a los rivales de la partida, algo que yo no había visto hasta ahora en ningún otro juego. Me consta que habrá muchos jugadores que por la temática no querrán ni acercarse a la mesa en la que se encuentre el juego, sólo puedo decirles que por favor aparquen esa reticencia y lo prueben porque seguramente les sorprenderá si les gustan los eurogames de dificultad media. Espero escribiros sobre él dentro de no mucho pues ya he podido jugarlo más veces a cuatro jugadores y empezar la campaña en solitario.
La última partida-evento a la que me había inscrito fue a la mañana siguiente y empezó de forma extraña ya que la otra persona que se había apuntado no se presentó con lo que después de star un buen rato esperando, acabé jugando contra el demostrador. La Guerra del Anillo es un juego del que tenía un conocimiento muy escaso desde hacía años pero que nunca había tenido ocasión de jugar pues en cierto modo me intimidaba su reglamento y su despliegue. Sin embargo, cuando vi en las actividades para reservar que había partidas ambientadas pregunté por el telegram de Hotel Vader y Benja me dijo que no dudara en inscribirme. Le hice caso y gracias a ello pude disfrutar de una partida trepidante que por desgracia no pudimos terminar (entre el retraso en empezar y que es un juego de partidas largas no dio tiempo para más) con varios momentos llegando a jugar de pie en lugar de sentados de la tensión y emoción que generaba el juego, además poder usar la copia de Montse pintada por ella suma mucho. Un grandísimo descubrimiento del que espero repetir partida en alguna ocasión.
Obviamente entre medias de esas partidas-evento pude jugar otros juegos y pasar un tiempo maravilloso con personas increíbles con las que ya estamos buscando momento o jornada lúdica que nos sirva de excusa para volver a encontrarnos. Todo esto ha supuesto una experiencia lúdica que no puedo más que recomendar a todo el mundo que tenga ocasión de poder asistir en algún momento pues es única y diferente a todas las que he conocido hasta ahora. Yo, si nada me lo impide, volveré.
¿Jugamos?